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ENTREVISTA A ELENA CARRIÓN

Hoy tengo el placer de recordar con esta entrevista a una gran portera y una gran persona. Elena Carrión es de esas jugadores que pasan casi sin hacer ruido. De esas que pasa toda su vida en el mismo club, que no formó parte de ningún fichaje, que aceptó su rol de suplente cuando le tocó, pero que cuando legó el momento de ser titular, no sacó pecho ni quiso destacar por ello. Le tocó vivir una de las peores épocas de la Selección Española, pero también el resurgir del mismo equipo a finales de lo 90. Su palmarés es envidiable: 2 Juegos Olímpicos (Atlanta´96, Sydney´2000), 1 Campeonato del Mundo (Dublín´94), 2 Campeonatos de Europa (Amsterdam´95, 2º puesto y Colonia´99), 2 Champions Trophy. Tras su retirada no siguió ligada al hockey lo que quizá haya provocado que las nuevas generaciones no la tengan en mente. Sin embargo, hace 2 años volvió a las porterías, porque le apetecía. Y ahí la tenemos de nuevo.

PONTELASGUARDAS: tus inicios

ELENA CARRIÓN: comencé en el colegio de las Esclavas en Santander porque jugaba mis amigas y se fueron de viaje a Madrid a jugar un campeonato. Yo quería viajar también así que empecé con 12 años.

Jugué un año de jugadora y al año siguiente, la portera lo dejó porque quería también jugar de jugadora de campo. A mi me llamaba la atención el tema de las guardas y el resto de compañeras me animaron mucho porque al principio se me dio bien. Con 16-17 años empecé a jugar en el Sardinero HC. No tenía categorías inferiores, cuando les faltaba portera me llamaban a mi.

PLG: ¿y la selección?

EC: cuando empecé con el Sardinero me llamaron a la Sub18 y estuve en algún triangular. Fuimos a jugar un Campeonato de España Juvenil a Madrid e hicimos un campeonato malísimo. Al cabo de un par de años me enteré que justamente ese año había ido José Brasa (seleccionador absoluto) y allí seleccionó a la portera del Jolaseta, otra portera de mi generación. Seguí yendo con la Sub18 y luego pasé por la Sub21. Jugué el Campeonato de Europa en París, en 1988.

Luego vino un parón cuando me fui a estudiar un año a Estados Unidos. Así que en el entorno de selecciones se olvidaron un poco de mí. Cuando volví seguí jugando en emisora club pero no estaba convocada para la selección. Hasta el año 93, que subimos a División de Honor, y a partir de ahí volví a entrar en convocatorias. Antes había sido difícil porque no me veían jugar al estar en una división inferior. En ese momento estaba en época de exámenes en la universidad (Empresariales) y me llamaron para ir a un viaje con la absoluta a Japón… y renuncié. Después me volvieron a llamar para un viaje a China y a partir de ahí pase a residir en la Residencia Blume, en el CAR de Madrid. Lo que me dio opción de continuar mis estudios en esta ciudad. Allí estuve desde 1993 hasta el año 2000.

PLG: qué tenías que te hacía buena portera

EC: buena velocidad de reacción y mucho trabajo. No era muy técnica, la técnica la cogí a base de dedicar horas. Casi me gustaba más entrenar que jugar. Disfrutaba más entrenando. Probablemente porque jugaba poco.

Regreso de Elena a los campos de hockey

PLG: ¿por qué confiaba José Brasa en ti?

EC: la verdad es que no confiaba mucho en mí (risas), porque estaba siempre en el banquillo, vivía en el banquillo (hay que recordar que en los años 90, no era habitual cambiar al portero durante el partido, como sí lo es ahora). Con la psicóloga del equipo trataba este tema preciso, el “no jugar” y que de repente un día tuviera que jugar. Así que todos los días de partido me decía “hoy vas a jugar, prepárate”, pero luego no jugaba. Así todos los partidos. De mi le gustaba mucho que no generaba mal rollo, no me quejaba. Ponía a la que tenía que poner y ya está.

PLG: ¿qué tiene que tener una portera?

EC: hay que ser muy valiente y con gran fuerza mental, resiliencia. Ser psicológicamente dura. En cuanto a la condición física: la velocidad. A mí personalmente, me costó aprender a hablar, a colocar a mis compañeras. También es cierto que al principio no me consideraba muy importante en la selección, debido a lo poco que jugaba. Cuando comencé a jugar con regularidad, me ayudó a coger confianza y hablar más.

PLG: siempre en el mismo club. ¿Cómo es posible compitiendo a ese nivel, viviendo en otra ciudad?

EC: tuve alguna oferta de otros equipos, pero tampoco muchas ni muy serias; la verdad es que estaba a gusto en mi club de siempre y con mis amigas de siempre, nunca sentí la necesidad de cambiarme de club.

Equipo del Sardinero HC en la Recopa de Europa de 1996

PLG: ¿en cuanto a los entrenadores que has tenido?

EC: recuerdo un entrenador en el colegio, que me hacía subir escaleras y correr con las guardas puestas. Cuando comencé con Ángel Laso (Sardinero HC), es cuando comencé a entrenar en serio. Ahí empecé a compartir entrenamiento con Antonio (González, olímpico en Atlanta´96) y un poco después también con Bernar (Herrera, 2 JJOO y 2 Copas del Mundo, entrevistado en este blog). Hacíamos uno entrenamientos específicos espectaculares. Era una gozada. Eran mis primeros entrenamientos específicos y disfrutaba mucho. Con José Brasa estaba muy bien también; no me hacía jugar pero me pareció un buen entrenador y me gustaba el trato con él. En la selección, tras Brasa, estuvimos un corto periodo de tiempo con Masa (Mª Ángeles Rodríguez) y luego cogió al equipo Marc Lammers, un buen entrenador en el campo, pero que fallaba en el trato personal, porque se centraba mucho en el trabajo de campo, pero no era cercano en las relaciones personales con las jugadoras.

PLG: llegamos a un momento importante en tu carrera deportiva y en la historia de la selección española, Atlanta.

EC: fue un año muy duro, especialmente los últimos 3-4 meses. En mayo de 1996, José Brasa no estaba nada contento con el rendimiento del equipo y especialmente con el rendimiento de la portera titular y de alguna jugadora de campo. Decidió recuperar a Mariví (González, portera titular en Barcelona´92) que llevaba unos años sin jugar de portera y a Teresa Motos, que acaba de dar a luz. Nos convocó a una reunión a todo el equipo para anunciarnos que entraban esas dos jugadoras a luchar por un puesto con todas y yo salí de esa reunión pensando que me quedaba fuera de Sidney, porque era la portera suplente. Sin embargo, esa misma noche, el seleccionador habló conmigo para comunicarme que yo pasaba a ser la titular del equipo. Fueron momentos difíciles porque Mariví no entrenaba con nosotras. Y Maribel (Martínez), titular hasta ese momento, soportaba mucha presión, porque tras 3 años jugando todo y siendo titular, la situación cambió súbitamente. En esta situación de 3 porteras, cuando la lógica indicaba que yo era la que más opciones tenía de quedarse fuera de los JJOO, Maribel pasó a esa situación.

Hubo muchas emociones repentinas. A mi me dio un “subidón”, porque de pensar a quedarme fuera 3 meses antes a pasar a ser titular… Pero claro, a partir de ese momento compartía los entrenamientos con una Maribel muy presionada mientras que yo seguía tomándome los entrenamientos como siempre, o eso intenté. Jugamos los últimos torneos partidos amistosos en los que ambas participábamos. Y al final de nuestro periodo de preparación, Mariví comenzó a entrenar con nosotras. Fue cuando el cuerpo técnico le confirmó a Maribel que no iría a Atlanta. Supongo que Mariví entrenaba por su cuenta en su club (Club de Campo) pero no lo puedo confirmar. Y tampoco preguntaba, porque era una situación muy complicada.

Finalmente, cuando se comunicó la lista definitiva para los JJOO, hubo una situación muy tensa. Alguna jugadora se quedaba fuera para que entrara Teresa Motos (además del caso de Maribel, claro).

José Brasa nos preguntó en su momento qué nos parecía que entraran jugadoras nuevas para luchar por un puesto para los JJOO, porque no veía el equipo con suficiente nivel. Y a mi personalmente, me preguntaron qué me parecía que entrara una portera. Contesté que no era mi responsabilidad opinar sobre eso. Para eso estaba el entrenador, que era el responsable. Lo que decidiera él estaba bien. Y nadie en el equipo dijo que no.

Pero cuando llego el momento de los descartes, las amigas de las jugadoras descartadas, que sí se quedaban en el equipo, crearon un mal rollo tremendo, porque parecía que echaban la culpa al resto de las jugadoras por haber apoyado al entrenador.

PLG: ¿hubo enfrentamientos entre las jugadoras?

EC: algunos sí. No muy directos, pero sí.

PLG: ¿y durante los JJOO?

EC: no. No había enfrentamientos directos pero se sabía quienes estaban en contra de todo lo que había sucedido, y quienes opinaban “aquí se hace lo que quiera el entrenador, que para eso es el responsable”.

Elena con otra leyenda del hockey española, Maider Tellería (4 Juegos Olímpicos)

PLG: ¿cómo puedo influir eso tanto en el rendimiento del equipo en Atlanta, viniendo de un subcampeonato de Europa unos meses antes?

EC: quedó un clima muy malo. La gente no se llevaba bien, no se relacionaba bien. Cuando un vestuario está a gusto, todo funciona mejor en el campo. Hubo gente que se quedó muy hundida. Se comían mucho la cabeza pensando si no tenían que haberse negado a que entraran jugadoras nuevas en su momento. Pensando en que su amiga, que había estado 3 años como titular indiscutible, ahora no estaba allí con ellas. Pero comenzó a jugar mal o eso le pareció a Brasa y ¿qué le vas a hacer?

Yo creo que fue una mala decisión, pero no por la decisión en si misma, si no porque el resultado fue malísimo. Jugamos fatal.

PLG: ¿y cómo fue la última parte de la preparación con Mariví?

EC: los últimos partidos de preparación nos repartíamos el tiempo de juego por igual. El día antes de comenzar la competición, me llamó el entrenador y me dijo que yo estaba de suplente. Por un lado es un bajón, porque me habían dicho unos meses antes que era la titular, pero por otro lado, en toda mi estancia en la selección hasta ese momento, no había jugado suficientes partidos de importancia ni con responsabilidad, no tengo claro si estaba preparada para esta situación, al contrario de Sidney, a donde si llegué con suficiente experiencia.

PLG: y finalmente ¿qué pasó?

EC: jugué los dos últimos partidos, cuando ya estábamos sentenciadas al último puesto. Quedamos octavas.

PLG: ¿después de Atlanta?

EC: el siguiente año (1997) nos entrenó Masa y recuperó a Maribel como titular; jugamos la Copa Intercontinental y lo hicimos fatal; en ese momento Marc Lammers cogió el equipo; era un entrenador que hacía jugar a las dos porteras en todos los partidos de preparación. Compartí portería con Cibeles. Pero al llegar Sidney, jugué todos los partidos enteros salvo contra Inglaterra en el último partido de la fase previa, que no influía para la clasificación. Finalmente quedamos 4ª.

Tras los JJOO de Sidney, dejé de jugar durante 1 año. Volvieron a llamarme de mi club a mitad de temporada al lesionarse la portera titular. Me convencieron para jugar, y entonces volvieron a llamarme de la selección, pero no acepté. Casi tenía 32 años, en ese momento comenzaba a trabajar y tomé la decisión de no volver al alto nivel. Estaba cansada. Siempre me mantuve jugando en mi club y estuve viajando durante muchos años todos los fines de semana. Decidí dar un cambio a mi vida.

PLG: ¿qué ha supuesto para ti jugar 2 JJOO?

EC: los primeros mal, porque no los disfruté, debido a toda la situación por la que pasó el equipo y el resultado que fue horrible. Los dos partidos que jugué no era yo en el campo, jugué muy nerviosa, muy incómoda. Pero Sidney fue alucinante, una gozada. Lo disfruté mucho. Cada partido que jugábamos nos decíamos “vamos a disfrutarlo porque no sabemos hasta dónde llegaremos”. Y había muy buen ambiente. Nos salió todo redondo. Desde el principio. Recuerdo el partido contra Australia (finalizó en empate), en el que las gaviotas estaban por su área, porque ni nos acercábamos por allí. Estaban todo el tiempo en nuestro portaría. Pero resistimos.

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